Es considerada por el INAH como uno de los exponentes del art noveau en México. La mansión, que fue edificada en el siglo XVIII, se convirtió en un edificio derruido.
Jue, 04/11/2010 - 05:07
La Casa Requena fue decorada con muebles estilo francés. Fotos: Especial
México.- Vecinos de la calle Santa Veracruz, en la colonia Centro, señalaron a MILENIO el peligro que representa para ellos las ruinas de la famosa Casa Requena, ubicada en el número 43 de esta vía.
Esperanza Avendaño, quien vive a sólo 50 metros del inmueble, narra que desde que se derrumbó en 2005, ha sido refugio de personas en situación de calle y de adictos a diversas drogas, lo que pone en peligro la seguridad de los vecinos.
Gioconda Carralero, otra de las mujeres que habitan cerca del inmueble, pide que se haga algo por reconstruir las ruinas, pues fueron una joya de la arquitectura nacional, ya que la Casa Requena está catalogada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia como uno de los principales exponentes del art noveau en nuestro país.
La casa, ubicada atrás del Museo Franz Mayer, fue construida en el siglo XVIII y más de 100 años después pasó a manos de José Luis Requena, hijo de Pedro Requena, este último gobernador de Campeche.
José Luis, poseedor de una gran fortuna, se dedicó a decorar la casa con los carísimos gustos del art noveau francés, para lo cual contrató al maestro Ramón P. Cantó.
La mansión se convirtió en un palacio que aún hoy se admira en las viejas fotos que quedan.
El famoso pintor Julio Ruelas, mayor exponente del art noveau en México, también plasmó sus obras en el interior de la casa.
José Luis, el dueño, fue poeta y uno de sus versos parece ser una profecía de lo que le sucedió a su residencia: “La casa de mis sueños está callada y triste”.
La familia Requena vivió en Santa Veracruz 43 hasta 1967. Posteriormente se convirtió en una vecindad habitada por 52 familias y en 2005 se derrumbó, derivando en un refugio de adictos que asustan continuamente a los vecinos de la zona.
Al derrumbarse aparecieron personas con cinceles y carretillas que sacaron los mosaicos venecianos y cuanto objeto pudiera ser de algún valor.
Actualmente sigue siendo blanco de robos, pues sólo una barda de hojas metálicas la protege.
Los vecinos piden que el INAH se haga cargo del inmueble y lo restituyan al patrimonio nacional.
Roger Vilar
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